Este modelo nació en los
Estados Unidos durante el siglo XX y llega en la
década de los sesenta, en la llamada «década del desarrollo» o del «desarrollismo»
a América Latina con el fin de solucionar la pobreza en que se hallaban sumidos
nuestros países. Se
desarrolló precisamente para el entrenamiento militar, para el rápido y eficaz adiestramiento
de los soldados.
Surgió como una reacción
en contra del modelo tradicionalista dando una respuesta más moderna, puesto
que decía que el método
libresco era poco práctico; porque no lograba un verdadero aprendizaje en poco
tiempo, era lento y caro. Además aseguraba que dentro del modelo libresco el educando
solo repite y es por eso que después olvida. Su respuesta moderna es la
propuesta de un método más rápido y eficiente, que condicione al educando con
el fin de que adopte las conductas y las ideas que el planificador había
determinado previamente.
Dentro de este modelo todos los pasos de la
enseñanza ya vienen programados y es por eso que todo se convierte en técnicas para
el aprendizaje.
Se puede clasificar el modelo como una educación "manipuladora”
puesto que el programador es quien determina
lo que el educando tiene que hacer, cómo debe actuar, incluso qué debe pensar.
La persuasión es un concepto clave de este modelo ya
que ya no solo informar e impartir conocimientos; sino que trata de convencer,
de manejar, de condicionar al individuo, para que adopte la nueva conducta
propuesta.
Aquí educar no es razonar, sino generar nuevos hábitos
(conductas automáticas, moldeadas, condicionadas) favorables en el individuo motivando al
individuo mediante una recompensa.
Dicho modelo está presente en varios ámbitos, en el
entrenamiento técnico-profesional; en la mayoría de los métodos diseñados para
la llamada educación a distancia; en los exámenes escritos de opciones
múltiples; etc. Puesto que todo lo reduce, no a razonar ni a relacionar, sino a
ofrecer respuestas «correctas» e «incorrectas».
Tiene como características principales:
- El centro de este modelo es el programador y el trabajo de enseñar se deja para materiales escritos o audiovisuales, máquinas de enseñar, ordenadores, etc.
- Los contenidos y los objetivos ya están definidos y programados por el educador.
- El educando tiende a aislarse de sus compañeros puesto que no se da ocasión para el trabajo cooperativo y solidario.
- Desarrolla la competitividad.
- Implantan o refuerzan valores de carácter mercantil o utilitario, tales como el éxito material como criterio de valores, el consumismo, el individualismo y el lucro.
- Al ser creados nuevos hábitos en el educando éstos sufren la pérdida de su identidad cultural quitándoles su seguridad y sus referencias.
- No contribuye al desarrollo de la creatividad y de la conciencia crítica.
- No se promueve la participación, la autogestión, la toma autónoma de decisiones.
- Tiene un efecto domesticador, de adaptación al statu quo.
Su objetivo es que el educando haga. Sin embargo, a
pesar de su reacción contra el modelo educativo tradicionalista este modelo es igual
de autoritario e impositivo con excepción de que es un poco más “equilibrado” y
“participativo”, ya que, aparentemente, le reconoce un papel relativamente más
activo al receptor dándole al menos la oportunidad de reaccionar ante el
mensaje recibido (retroalimentación). La retroalimentación no será más que
aquel instrumento para asegurar el logro de las metas del comunicador (positivo
o negativo) después de haber condicionado la conductas, las actitudes y los hábitos
de un individuo.
Referencia: