viernes, 29 de abril de 2016

Control de Lectura 7: Aprender a comunicar(se) en las aulas de Carlos Lomas





El currículo es un contexto de comunicación y las aulas son escenarios comunicativos en los que la educación se orienta al aprendizaje de la comunicación.

Hasta hace poco tiempo la investigación educativa sobre la vida en las aulas oscilaba entre la argumentación sociológica y la indagación psicológica, es decir, entre el análisis del modo en que la
escuela ayuda a difundir algunas ideologías y a transmitir el conocimiento legítimo. 

Actualmente, el acento comienza a ponerse no sólo en las estructuras sociales o en la mente de las personas, sino también, y sobre todo, en lo que las personas hacen y dicen (o hacen al decir) en las aulas.

Así es como el aula, hoy en día, ya no es sólo el escenario físico del aprendizaje escolar, sino también ese escenario comunicativo donde se habla, se escucha, se lee y se escribe, donde unos se divierten y otros se aburren, donde se hacen amigos y enemigos, pero sobre todo donde se aprenden algunas destrezas, hábitos y conceptos a la vez que se olvidan otras muchas cosas. 

En pocas palabras es un lugar activo, semejante a una colmena, ¿por qué a una colmena? por la sencilla razón de que los niños y niñas, adolescentes y jóvenes no sólo están ahí en silencio esperando a ser enseñados, sino que también hablan, escuchan, leen, escriben y hacen algunas cosas con las palabras, y al hacer esas cosas con las palabras colaboran unos con otros en la construcción del conocimiento, una construcción del conocimiento del mundo.

Desde esta perspectiva, el currículo no es sólo una retahíla de finalidades y de contenidos debidamente seleccionados: es también hablar, escribir, leer libros, cooperar, enfadarse unos con otros, aprender qué decir a quién, cómo decirlo y cuándo callar, qué hacer y cómo interpretar lo que los demás dicen y hacen, es decir es un contexto de comunicación.

El habla, la lectura, la escritura y las formas de cooperación mediante las cuales quienes enseñan y quienes aprenden intercambian sus significados y se ponen de acuerdo en la construcción de los aprendizajes.


COMPETENCIA COMUNICATIVA Y EDUCACIÓN:


La enseñanza de la lingüística es una de las principales materias que se lleva acabo. Tiene como objetivo esencial la mejora del uso de la herramienta de comunicación y de representación, la cual es el lenguaje.

Su conveniencia se orienta al dominio expresivo y comprensivo de los usos verbales y no verbales de la comunicación humana, y por tanto a favorecer desde el aula el aprendizaje de las destrezas del hablar, escuchar, leer, entender y escribir.

Concebir la educación como un aprendizaje de la comunicación supone contribuir desde las aulas al dominio de las destrezas comunicativas más habituales en la vida de las personas (hablar y escuchar, leer, entender y escribir) y favorecer, en la medida de lo posible, la adquisición y el desarrollo de los conocimientos, de las habilidades y de las actitudes que hacen posible la competencia comunicativa de las personas. Esta competencia es entendida como la capacidad de cultura de las personas la cual se adquiere en la escuela pero también otros contextos sociales.

Sin embargo, no basta con proclamar los objetivos que tiene esta enseñanza, es necesario adecuar los contenidos escolares, las formas de la interacción en el aula, los métodos de enseñanza y las tareas del aprendizaje de forma que hagan posible que los alumnos y las alumnas puedan poner en juego los procedimientos expresivos y comprensivos que caracterizan los intercambios comunicativos entre las personas.

En los manuales más comunes de la enseñanza los contenidos se dedica un tiempo casi absoluto al conocimiento del sistema fonológico de la lengua, al estudio de la morfología de las palabras y a todo lo que abarca contribuyendo por si solos solo un poco al desarrollo de las capacidades comunicativas de las personas. Es decir, la lengua se convierte a menudo en una retahíla de contenidos académicos que casi nada tiene que ver con el uso habitual que de esa herramienta de comunicación que es el lenguaje orientando solo al conocimiento de un conjunto de conceptos gramaticales y de saberes lingüísticos cuyo sentido a sus ojos comienza y acaba en su utilidad para superar con fortuna los diversos obstáculos académicos.

HABLAR EN CLASE: 

Los actos de habla constituyen un aspecto esencial de la conducta humana y en consecuencia de la identidad sociocultural de las personas.

Los actos del habla, en las aulas, solo se le limitan a el uso de escritos y en sus normas gráficas, a el análisis sintáctico y a los modelos canónicos de la historia literaria. Puesto que entre el profesorado  existe la idea de que los usos orales se adquieren de forma natural a tempranas edades y  no tiene ningún sentido que el aprendizaje lingüístico se oriente hacia tales menesteres (uso oral más formal y elaborado).


En pocas palabras nada es más ajeno en las aulas que el silencio, y es necesario que el habla de las personas entre en las aulas lo más rápido posible, porque bien es cierto que somos iguales en lo que se refiere a nuestra capacidad innata para adquirir y aprender las reglas del lenguaje, no es menos cierto que, como subraya Amparo Tusón (1991), somos desiguales cuando usamos la lengua.

LEER, ENTENDER Y ESCRIBIR:

Enseñar a leer, a entender y a escribir es uno de los objetivos esenciales de la educación obligatoria y son acciones lingüísticas, comunicativas y socioculturales cuya utilidad trasciende el ámbito escolar al insertarse en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana de las personas. 

Al enseñar a leer, a entender y a escribir la escuela no sólo favorece el aprendizaje escolar de los contenidos educativos de las diversas áreas del currículo, sino que también los niños y las niñas aprenden a usar el lenguaje en su calidad (y en su cualidad) de herramienta de comunicación entre las personas y entre las culturas, aprenden a usar el lenguaje, a orientar su pensamiento y a regular su conducta personal y ajena.

Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie, pues, debería salir a la vida sin haber adquirido estas habilidades básicas.

Sin embargo, aunque ambas habilidades son importantes, la lectura destaca mas entre todas, y es por eso que se pide que se convierta en un objeto preferente de reflexión y de aprendizaje en las aulas. Y lo anterior no solo para lograr la comprensión de los textos, sino para tener mayor comprensión en todas las demás áreas del conocimiento, para comunicarse y para organizar los propios pensamientos, y reflexionar sobre los procesos implicados en los usos del lenguaje.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS, HIPERTEXTOS Y ALFABETIZACIÓN CRITICA:

Los alumnos y las alumnas adquieren en las escuelas y en los institutos una serie de conocimientos, habilidades y actitudes acerca del entorno físico, cultural y social en el que viven. Sin embargo, sus ideas sobre el mundo y sobre las personas cada vez provienen de una conversación simbólica, es decir, tienen su origen en los mensajes de provenientes de la televisión y la publicidad o de los contenidos que circulan por las autopistas electrónicas de la información.


Sin embargo, los mensajes de los medios de comunicación de masas y de
Internet son doble: por una parte, contribuyen a la construcción de la identidad personal de la gente, conocimiento compartido, (las actitudes, los estereotipos y la conciencia del contexto) y por otra se constituye en una herramienta eficaz de consenso social.


Los medios de comunicación, más allá de crear ideologías en las personas, pueden llegar a ser muy útiles siendo objetos de estudio y reflexión dentro de aula (desde ver cómo es que crean una identidad sociocultural de las personas, cómo contribuyen sus astucias comunicativas a hacer mundos y cuáles son los usos éticos y estéticos de unos textos que han sido elaborados con el fin de provocar determinados efectos en las personas).

El estudiante debe participar activamente en actividades sociales de lectura y escritura y el papel de las instituciones educativas debe ser formar ciudadanos alfabetizados que dominen funcional y socialmente la cultura escrita. Enseñar a leer, escribir y entender debe ser divertido, emocionante, debe ayudar al alumno a descubrir nuevos mundos, y a expresarse y entender claramente.

Referencia: